En algún lugar de la provincia de Murcia
25 de enero de 2019
Desperté tranquilo, relajado y muy descansado, estaba justo en frente de alguien que me resultaba familiar.
Recordaba que me acosté con la intención de realizar movimientos de energía y practicar la clarividencia. En este momento la persona que estaba frente a mí no producía ningún cambio en mi campo energético, nada de nada. Eso me mantenía algo intrigado, o nada en absoluto, pues justo tras esta reflexión vi con absoluta claridad mi propia cara. Era yo, de cuerpo entero delante de mí mismo, solo que con otro atuendo y vestuario. Era de otra época. Tampoco reconocía con exactitud mi rostro pues todo en mí estaba al revés. ¡Un momento! Soy yo, no tengo duda, solo que no me estoy viendo como si mirase en un espejo. Es ésta, la imagen, la propia imagen en un espejo la que reconocemos como nuestra, pero en este caso no es así, quien está ahí enfrente soy yo, pero no mi imagen de espejo.
Esta reflexión trajo más lucidez si cabe y me di cuenta que estaba proyectado. Quizás en otra época de mi memoria conciencial y mucho antes a mi vida actual.
Yo (él) portaba un sombrero que nunca he llevado en este tiempo presente. Tampoco el abrigo y ahora llevo gafas, él (yo) no las llevaba. Pero es (soy) exactamente yo.
La sensación energética que siento y no difiere de la que reconozco como mía, me confirma sin duda alguna que solo puedo ser yo. He movido las energías hasta provocar un fuerte estado vibracional y al expandir las energías él (yo) sigue ahí, mostrándome su (mi) naturaleza.
Me sentía inmensamente conmovido. De nuevo la reflexión sobre esta experiencia me lleva a la imperiosa necesidad de comprender quien tenemos cerca de nosotros en todo momento. Tanto aquí en el extrafísico como en la dimensión física reconocer la calidad e intención de la gente, (de cada conciencia) es importante. Una radiación energética tras un fuerte estado vibracional será más que suficiente para que todo quede más claro.
Desperté de nuevo, esta vez en la dimensión física, nadie de allí me acompañaba y reconocía la luz de mi reloj proyectada en el techo. Eran las 3:20h. de la madrugada. Todo a mi alrededor vibraba sutilmente.
Poder recordar donde alcanzan las vibraciones de otras conciencias con las que te encuentras y donde tocan en tu aura se convierte en un método infalible de reconocimiento, posibilitando así, la autodefensa o la posibilidad de realizar asistencias de consolación y esclarecimiento, según los casos.
¡La luz emana de ti mismo en cada momento. Solo debes ser consciente de ello!
Alberto José
__Relato proyectivo nº 12__
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