“[...] Me quedé atónito al sentir que estaba flotando en el aire, rígido y horizontal, distante unos pocos palmos de mi lecho... Al darme la vuelta, cosa que hice por un impulso inconsciente, me vi tumbado en la cama, estático y sin movimiento. Me sentí unido al cuerpo físico que yacía en la cama, a algo más de un metro de distancia de donde yo me hallaba, por una especie de cordón elástico... Entonces advertí que el cable que me unía a mi cuerpo yerto comenzaba a ejercer una fuerte e irresistible presión sobre mí, obligándome a retroceder. Ocurrió el proceso inverso al de la salida, hasta que me sentí de nuevo en mi cuerpo...”
Carl G. Jung
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