El ser humano tal y como lo conocemos en el planeta tierra, es un conjunto animado perfecto compuesto de varios cuerpos al servicio de una conciencia en permante evolución. El alma, espíritu, shef, el yo o el yo superior son denominaciones utilizadas por distintos grupos e ideologías pero que en definitiva se refieren a una misma entidad. Se refieren a quien en realidad somos cada uno de nosotros. Individuo con conocimiento de sí mismo y de su entorno. Capaz de discernir y conocedor de su individualidad.
El planeta Tierra impone sus condiciones de vida y desarrollo y para que la conciencia humana en su proceso de evolución pueda manifestarse en él de manera coherente, utilizará todos sus recursos. Se trata de cuatro cuerpos unidos inseparablemente, holosoma (conjunto de todos los cuerpos) que coexisten en un mismo espacio-tiempo, cuya fuerza de cohesión conciencial tiene explicación cuántica. Al parecer el Planeta Tierra posee características muy especiales y deseadas para diferentes grupos concienciales evolutivos.
El cuerpo físico es de lo más evolucionado y elevado que existe en el planeta. Cuerpo del individuo del reino animal, clase de mamífero del orden de los primates, familia homínida del género homo. En otro orden de cosas, es el vehículo biológico más rústico del holosoma, es la forma más grosera y rudimentaria con el que se manifiesta la Conciencia. Su materia es muy densa y su frecuencia vibratoría muy baja. Dispone de capacidad auto-organizativa y de organización evolutiva y sin él no existiría la programación existencial. Pero sin energía no sirve para nada, necesita de ella para funcionar y actuar correctamente por lo que está conectado de manera inseparable, (al menos hasta su desactivación) al cuerpo energético.
El cuerpo energético, también llamado cuerpo etérico. Es un campo magnético formado por la energía de todos los chakras y se denomina holochakra; cuerpo energético de la conciencia humana. Cada uno de los chakras gestiona la energía a una determinada vibración y frecuencia de onda. Es de señalar que a su vez, cada una de estas vibraciones determina un color en el espectro de LUZ perceptible por el ojo humano. Este fenómeno explica la existencia del aura. Con él se comunica con su entorno, con las plantas y con los animales, pues ellos también tienen este cuerpo energético que si bien no se ve a simple vista, al pensar en él mediante la voluntad e intención y observar sus repercusiones en los demás, se hace evidente... La absorción adecuada de las energías mantiene a los órganos y sistemas del cuerpo físico, en los niveles adecuados de energía, según la demandan para su óptimo funcionamiento. Por otra parte, ésta tremenda fuerza atómica, logra mantener unido al holosoma y media en la comunicación entre todos ellos y la conciencia.
El cuerpo emocional o cuerpo psíquico, llamado también cuerpo astral, es una réplica exacta del cuerpo físico, compuesto de una mínima parte de materia que se percibe como un conjunto más sutil de naturaleza fotónica-luminosa. Cuerpo psíquico con el que la conciencia se manifiesta fuera de la dimensión física. Normalmente está coincidente con el cuerpo físico, pero puede estar descoincidente en dos casos:
Cuando no se tiene cuerpo físico, es decir, el individuo ha fallecido.
Cuando la conciencia está proyectada, es decir, permanece en la experiencia del viaje astral.
Con el psicosoma sale normalmente la conciencia del cuerpo físico todas las noches. Fuera de él, desde la multidimensión, media en la absorción de la energía necesaria para su descanso y recuperación psíquica y junto al cuerpo energético interviene también en el necesario descanso del cuerpo físico. El psicosoma puede cambiar de forma y apariencia, consciente o inconscientemente y no existe posibilidad alguna de que sufra daños, como el asesinato o el suicidio, etc. Es inmortal. No tiene interferencias gravitacionales, sin embargo si puede ser afectado emocionalmente arrastrando estas percepciones y otras hacia el cuerpo físico, pudiendo ser registradas en el cerebro para recordarlas posteriormente. El psicosoma constituye la única forma de limpiar las emociones del pasado.
El cuerpo mental es el más sutil con el que se manifiesta la conciencia. Es el conocimiento, el discernimiento, la comprensión total. Es la sede de la conciencia y no tiene forma pero puede expandirse sin límite alguno. Su vibración es muy sutil y su frecuencia muy alta. Es responsable del flujo de los sentimientos más sutiles, es el cuerpo de las ideas, de los valores y en él se encuentra el acceso a nuestro “archivo integral de la memoria”, de nuestra holomemoria o registros akáshicos. Es el conjunto de las emociones trabajadas.