“Durante toda una vida no he buscado más que la esencia del vuelo… El vuelo, ¡qué felicidad!”
Brancusi (2005).
La sensación de volar es una de las características inequívocas de la experiencia fuera del cuerpo, llamada más familiarmente, viaje astral. Si durante el sueño sabes que estás soñando, y además, sientes que controlas con la voluntad el vuelo, donde ir, que rápido ir, a qué altura volar, etc… con total certeza debes pensar que eres libre del cuerpo que te vincula a la dimensión física en la Tierra.
La liberación que inicialmente sientes, te preparará para una futura liberación y transcendencia mucho más duradera. Harás el viaje absolutamente consciente. Te sentirás bien, en paz con todas tus experiencias vividas y con quienes las compartiste, y sobre todo, contigo mismo/a.
La experiencia astral no tiene desperdicio, si bien, al principio puede resultar algo desconcertante. Con la práctica, la fuerza de voluntad, y la continua observación de los miedos que van surgiendo, solo para vencerlos definitivamente, se torna maravillosa y enriquecedora, hasta el punto de echarla de menos cuando por alguna razón, ésta, se resiste a ser experimentada.
“Vuelo/Volar: Trascendencia; la liberación del espíritu de las limitaciones materiales; de liberación del espíritu de lo muerto […] acceso a un estado sobrehumano. La capacidad de los sabios para volar o «viajar con el viento» simboliza la liberación espiritual y la omnipresencia.”
J.C. Cooper.
Diccionario de símbolos.
El viaje astral te da una oportunidad, en vida, de volar o «ascender hacia la esencia de lo sagrado», pero negando el concepto de lo sagrado como extensión de lo universalmente entendido como religioso… este nuevo planteamiento queda reflejado en la obra “El vuelo mágico” de Mircea Eliade.
Dentro de su cuerpo y del mundo material que lo rodea, el hombre se siente atrapado en un campo sensible que lo conecta con los mundos sutiles, pero que a la vez lo ancla firmemente en suelo terrenal, negándole la posibilidad de conocer su esencia más pura. El hombre se siente abandonado y abatido; no deja de pensar en la superación y evolución del YO hacia la CONCIENCIA quién intuye… ¡quién en verdad es! Solo el pensamiento religioso lo afirma en la existencia por su relación con la realidad de lo espiritual y sagrado. Y este paso es lo que Eliade llama “vuelo mágico” pues permite que el hombre se comprenda así mismo y la realidad de su existencia que, experimenta a través de procesos de iniciación como el mito y el rito.
El ascetismo o vuelo es una experiencia común de toda la humanidad primitiva. Grabados encontrados en las cuevas de Altamira o de Lascaux lo demuestran. Pero por lo general, el carácter estático de la ascensión viene dada por la figura del chamán el cual, en su ascensión celeste, no busca la divinización sino la participación de la condición del espíritu. Actitud que entrena durante su experiencia física en cada vuelo chamánico.
Desde las tradiciones antiguas, el hombre ha clasificado el cosmos como elemento dividido en tres órdenes o naturalezas distintas: el cielo, la tierra y el infierno. Claro que, están regidos estos espacios cosmológicos según el pensamiento religioso. También sirve a nuestro propósito, la metáfora del árbol sagrado que hunde firmemente sus raíces en la naturaleza del bajo astral o los infiernos, siempre en contacto con la tierra de la que emerge con un fuerte tronco en lo terrenal y físico desde el cual sus ramas se alzan en busca de la luz y la iluminación, en las dimensiones astrales más sutiles del cielo.
Mircea Eliade dice que: el “vuelo” traduce plásticamente la capacidad de ciertos individuos privilegiados para abandonar a voluntad sus cuerpos y viajar “en espíritu” por las tres regiones cósmicas.
El triple orden cosmológico puede reflejarse a partir de la trilogía cuerpo-alma-espíritu, si bien, yo me atrevería a dar otra más acorde a cienciasevolutivas.com®; cuerpo físico–cuerpo astral–conciencia, y también, a partir de las tres facultades humanas: la racional, la emocional y la espiritual o conciencial. Dada su condición estática lograda a partir de la experiencia del vuelo, el chamán puede viajar por los tres órdenes cosmológicos, pero la esencia del vuelo implica a su vez una doble mutación del iniciado, esto es, la experiencia de la muerte y de la resurrección simbólicas. Bien sabemos los practicantes del viaje astral que no hay simbolismo en esta experiencia, que la nueva realidad experimentada ejerce una liberación que supera toda comprensión humana que se sustente únicamente por el pensamiento religioso y filosófico de cualquier índole. El viaje astral supone el abandono del cuerpo físico para volver a él con ejercicio de simple voluntad, sin muerte ni resurrección alguna. Eliade lo resume muy bien en esta cita:
“es evidente que el vuelo chamánico equivale a una muerte ritual: el alma abandona el cuerpo y vuela hasta las regiones inaccesibles a los vivos. A través de su éxtasis el chamán se iguala a los dioses, a los muertos y a los espíritus: la capacidad de morir y resucitar, es decir de abandonar y reintegrarse voluntariamente al cuerpo, indica que sobrepasa la condición humana.”
Esta ruptura efectuada en el segundo estadio cosmológico, esto es, el terrenal, viene dada por una doble intencionalidad: la de la libertad y la de la transcendencia.
Las experiencia fuera del cuerpo nos faculta y posibilita aprender acerca de la muerte, cosa tradicionalmente apartada de casi todas las culturas y sociedades. Con esta información de la experiencia, transcender y evolucionar hacia la existencia no terrenal es mucho más comprensible y está al alcance de todos.
¡Vuela! ¡Sé libre y experimenta por ti mismo!
Alberto José Sánchez
Director de CienciasEvolutivas.com
Instructor de viaje astral
Fuentes consultadas:
El vuelo mágico. Mircea Eliade. 2005, Editorial Siruela.
Sobre el vuelo mágico y la hierofanización de la materia. Neus Solà Cassi. A Parte Rei 58, 2008. Revista de filosofía.